Orbitando durante un año
Monday, 23 de March de 2015
La última vez que escribí sobre viajes fue a finales de 2013, tras un año épico: Corea, Tokyo, Alemania, Londres… En general, 2013 fue un año muy intenso. Justo al final, en noviembre, entré a trabajar en ShuttleCloud, donde sigo desde entonces (y más feliz que una perdiz).
Ha llovido muchísimo desde 2013. Pero, pese a tener la universidad de por medio y un nuevo trabajo también, no he dejado de viajar. Y es que 2013 fue sólo un buen comienzo… Porque 2014 no ha estado nada mal.
Empecé el año viajando a Nueva York con la empresa. Fue mi primera vez en NYC, y se podría decir que en EEUU también, por lo menos desde que tengo uso de conciencia (mi único recuerdo de la primera vez de verdad, siendo muy pequeño, se limita a expendedoras de cubitos de hielo, retretes desbordantes y una excursion a Cabo Cañaveral).
No hay nada que pueda escribir sobre NYC que no se haya escrito ya en algún otro sitio (¡luces!, ¡rascacielos!), así que me limitaré a dejar una foto y avanzar:
Unos pocos meses después, topé con una "tarifa error" provocada por la fusión de US Airways con American Airlines (¡gracias, Flyertalk!). Y de forma casi inesperada, terminé de nuevo en NYC, sólo meses después de la primera visita. Aunque esta vez aproveché para visitar también Washington DC. Porque en Boston hacía frío, y porque… pues porque me encanta House Of Cards, a quién voy a engañar:
En este viaje descubrí que si una empresa se llama 'Eastern Bus', no es porque opere en la costa este… Si no por su público asiático. Y también me (re)enamoré del género humano, de nuevo, en DC. (A veces conviene sentirse vivo.)
Después, tocó visitar el Primavera Sound, que omitiré para no pasarme de moderno. Además, inmediatamente después, terminé aterrizando en Sofía. Una ciudad con un nombre precioso, no tan preciosa, que es la capital de Bulgaria. Bueno, en realidad tiene buenos ángulos, y basta con encontrarlos.
Bulgaria es un país muy interesante. También es el país más pobre de la UE, y se nota. Lo realmente curioso, para mi, fue ver como en Sofía, ser turista y no estar solo de paso resultaba extraño y divertido para los locales (¿quién querría visitar esta ciudad?). Me lo pasé como un niño pequeño (pero con edad de tomar mucha cerveza).
En julio, y aprovechando la presencia de compañeros de trabajo de EEUU, visitamos Salamanca. Fue la primera vez que estuve, y fue precioso. ¡Gracias, Félix!
Después siguieron varias escapadas espontáneas: la Euskal Encounter, Francia, y el festival Paredes de Coura. (Quizás el mejor festival, y a la vez, la mayor decepción, del verano.)
Y finalmente cerré el año con un triplete de viajes, cortesía de eDreams y una maravillosa oferta (aunque comercialmente catastrófica para ellos…).
Primero, Ginebra, con amigos y muy rápido. ¡Un lago! ¡Suizos! ¡Cosas carísimas!
Luego, Londres. Casi rutinario, y bastante gris. En ocasiones, pasan cosas. Otras veces sale el sol.
Y finalmente, Budapest. Una espinita clavada desde que visité Sofía y me quedé con más ganas de ir al este (en contra del dictamen de los Pet Shop Boys, unos meses antes, en Murcia… ¡jubílense, señores!). Una ciudad preciosa y vibrante, aunque por desgracia, enormemente turística. Nada es perfecto.
Pero bueno, un post no es un post sin algo de trampa. Hay que empezar 2015 con buen pie, y la mejor forma de hacerlo, es enamorándote. Un poquito. (Nunca del todo.)
Oporto ha sido mi sorpresa personal del comienzo de 2015. Dejo esta puesta de sol maravillosa y cierro post. Ahora queda vivir 2015, y empezamos en tres, dos, uno… click